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infoinfusion 28 mayo, 2023 | Hace 2 años

Carteles cubanos de cine: una joya artística reconocida a nivel mundial

El reconocimiento del cartel de cine cubano como Patrimonio Documental de la Humanidad por parte de la UNESCO ha otorgado visibilidad a una joya oculta del arte de la isla en las últimas décadas.

Anne Lemaitre, directora y representante de la oficina regional para la Cultura en América Latina y el Caribe de la UNESCO, describe este programa como una defensa de la conservación del patrimonio audiovisual, que también representa la memoria colectiva del mundo.

La inclusión de esta colección cubana en el registro internacional Memoria del Mundo reconoce la gran originalidad creativa, la belleza gráfica y la eficacia comunicativa de estos carteles.

Sara Vega, especialista en gráfica de la Cinemateca de Cuba, se alegra de haber contribuido a la digitalización y preservación de esta colección de casi 3.000 piezas, que ahora ha obtenido reconocimiento a nivel internacional.

Además de proteger y estudiar el cartel cubano de cine, Vega destaca la importancia de exhibir estas piezas al público, especialmente a los jóvenes, a los diseñadores y a los estudiantes de artes visuales de la isla. Considera que estos carteles ofrecen una gran visibilidad a Cuba y son una herramienta de educación visual para las generaciones venideras.

La historia de los carteles cubanos de cine se remonta a la creación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) en 1959, tras el triunfo de la revolución. Desde entonces, todas las películas exhibidas en Cuba, tanto nacionales como extranjeras, se acompañan de un cartel.

El primer largometraje de ficción realizado por el Icaic, “Historias de la revolución” dirigido por Tomás Gutiérrez Alea y estrenado en 1960, fue el que presentó el cartel diseñado por Eduardo Muñoz Bachs. A partir de ese momento, se adoptó la técnica de serigrafía y el formato del cartel cinematográfico se estandarizó.

Los diseñadores, provenientes del ámbito publicitario y de las artes plásticas, crearon imágenes cargadas de símbolos y metáforas que interpretaban el tema de la película. Estos carteles se convirtieron en una manifestación visual que llevó el cine a las calles y atrajo al público a las salas.

La colección de carteles cinematográficos cubanos es una parte integral de la sede del Icaic en La Habana, donde se exhiben reproducciones en las paredes y el techo del vestíbulo. Sara Vega considera que este espacio es una galería de exposición permanente que permite la visibilidad de esta colección.

La inclusión de estos carteles en el programa Memoria del Mundo de la UNESCO, junto con las actas capitulares del Ayuntamiento de La Habana, es un reconocimiento importante al trabajo meritorio de muchos diseñadores que han participado en la promoción del cine cubano y extranjero, así como de sus festivales, retrospectivas y muestras.

Con información de EFE

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