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Antonio Fierro 24 octubre, 2019 | Hace 4 años

Exhiben la antigua costumbre de fotografiarse con personas fallecidas

 

En el marco del Día de Muertos, el Archivo Histórico Municipal organizó la exposición fotográfica “Post Mortem”, la cual muestra imágenes que datan de 1872 y que datan la costumbre antigua de retratar a las personas fallecidas como un recuerdo de sus seres queridos.

El Secretario Municipal y del Ayuntamiento, Mario Garza Escobosa, reveló que el Archivo General e Histórico del Municipio de Durango, cuenta con una gran cantidad de documentos e imágenes que relatan la historia de nuestro municipio.

En ese sentido y en el marco del Día de Muertos, se expuso en la Unidad Administrativa Municipal, un sitio de gran afluencia de personas, una exposición de este tipo de gráficas popularizadas a partir  de 1838, con la idea de conservar en la memoria, los rostros y cuerpo de quienes dejaban este mundo, algunas  veces aparentando que el difunto estaba vivo, sonriendo y con los ojos abiertos perfectamente maquillado y de pie utilizando sujetadores para detener el cuerpo.

Los fotógrafos  contaban con conocimientos en  maquillaje y escenografía para que las imágenes resultaran lo más realistas posibles y cumplir con las exigencias de quienes los contrataban.

Explicó que se estilaba que los miembros de la familia rodearan el cadáver, otras veces en pose de dormir y vestidos con su mejor traje para que sus parientes pudieran recordarlo como en vida, al punto que a veces cuesta descubrir quién es la persona fallecida; se colocaban las manos de los cadáveres acomodadas suavemente en sus regazos denotando un deseo de permanencia en un mundo en el que nada permanece, y son también, una manera especialmente excéntrica y bella de vivir la muerte.

No todas las familias podían fotografiar a  sus integrantes en vida, por lo cual reservaban estas fotos para los fallecidos. En el caso de Durango, esta costumbre se popularizó alrededor de  1872, sobretodo en fotos de “angelitos”, es decir, niños, debido al alto índice de mortandad, ya que 57 de cada 100 menores dentro de la clase trabajadora fallecían antes de cumplir cinco años.

Estas fotos funerarias fueron desapareciendo a mitad del siglo XX principalmente por cuestiones sanitarias, religiosas y en gran medida por la evolución de las máquinas y revelado instantáneo, que permitieron retratar a los niños desde el primer momento de la vida.

En la actualidad  difundir imágenes de un muerto se ha convertido en una práctica condenable, sin embargo, el Gobierno Municipal busca que se conozcan con este tipo de actividades, y así conservar la memoria histórica de Durango.

 

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