“Sabrán que enviamos algunas cartas a marcas internacionales, pero el hecho de la apropiación cultural tiene que ver con la ética y con cómo nos podemos aproximar a un saber de comunidades que están vivas y están generando. Estos ejercicios de apropiación, una práctica fuera de la ética, resulta en caricatura, en unas malas copias y una práctica dolorosa, y vergonzante.
“Entonces hay que nutrir y aportar a una industria tan grande como la moda con cierta ética, y eso está pasando con este proyecto que se llama Original en el que ponemos las mejores herramientas que tenemos al servicio de las comunidades para que se pueda hacer un laboratorio ético”, añadió Frausto del programa que tienen un presupuesto de 27 millones de pesos.
El proyecto, que se prevé sea anual, incluye un decálogo para los participantes tanto la industria de la moda internacional como los maestros artesanos que apuesta por un respecto por el patrimonio cultural.
Entre los puntos, se pide respetar los derechos colectivos de las comunidades y pueblos creativos sobre su patrimonio cultural, consultar la opinión de las comunidades y sobre la producción y reproducción de las obras, investigar y transmitir la historia y el significado de los símbolos que representan, y preservar y promover la técnicas y materiales usados por los pueblos creativos.
