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infoinfusion 16 marzo, 2023 | Hace 3 años

No­tre-Dame de Pa­rís re­ve­la su cor­sé de hie­rro

Esce­na­rio de un vo­raz in­cen­dio en 2019, la ca­te­dral de No­tre-Dame de Pa­rís si­gue re­ve­lan­do sus se­cre­tos de cons­truc­ción a me­di­da que avan­za su reha­bi­li­ta­ción, como el uso de grapas de hierro para mantener la solidez de su es­truc­tu­ra.

Ese cor­sé de hie­rro fue uti­li­za­do des­de el inicio de la cons­truc­ción, a par­tir del año 1160.

Un si­glo des­pués, con el tem­plo prác­ti­ca­men­te ter­mi­na­do, No­tre-Dame pasó a ser el edi­fi­cio cons­trui­do más alto de su épo­ca, con una bó­ve­da que culmina a 32 metros, se­gún un es­tu­dio  pu­bli­ca­do en la re­vis­ta PLOS de la Aca­de­mia de Cien­cias es­ta­dou­ni­den­se.

«No se sabe aún muy bien cómo se atre­vie­ron, y lo­gra­ron, sus cons­truc­to­res le­van­tar esos mu­ros has­ta esas al­tu­ras», ex­pli­ca a la AFP el ar­queó­lo­go Maxime L’Héritier, prin­ci­pal au­tor del es­tu­dio.

La do­cu­men­ta­ción de la épo­ca es «realmente muy escasa», así que «solo pue­de ha­blar el mo­nu­men­to», ex­pli­ca este pro­fe­sor de his­to­ria me­die­val de la Uni­ver­si­dad Pa­ris-8.

El in­cen­dio del 15 de abril de 2019 ha pues­to al des­cu­bier­to el uso ma­si­vo de gra­pas de hie­rro for­ja­do.

Al­gu­nas apa­re­cie­ron des­pués del des­plo­me del ar­ma­zón de ma­de­ra del te­ja­do. Otras cayeron cuando algunas piedras cedieron ante el ca­lor del gi­gan­tes­co in­cen­dio.

La co­lo­sal obra de re­cons­truc­ción del te­ja­do era una oca­sión idó­nea para con­fir­mar esos ha­llaz­gos.

Los primeros constructores 

La ca­te­dral po­dría con­te­ner más de un mi­llar de gra­pas, de to­das las ta­llas, entre 25 cm y 50 cm de largo. En al­gu­nos ca­sos pe­san va­rios ki­los.

Su fun­ción es man­te­ner el en­sam­bla­je de los si­lla­res de la nave del tem­plo, de las co­lum­nas del coro, de las pie­dras en los mu­ros de las tri­bu­nas su­pe­rio­res o de los elementos que ornan las cornisas.

«Es la pri­me­ra vez que se uti­li­za ma­si­va­men­te el hie­rro en una ca­te­dral gó­ti­ca, en lu­ga­res muy es­pe­cí­fi­cos», in­di­có el ar­queó­lo­go.

El es­tu­dio re­cuer­da que el uso de las gra­pas era conocido desde la Antigüedad, des­de los tem­plos grie­gos al Co­li­seo de Roma.

Pero en esos ca­sos eran uti­li­za­dos solo para los gran­des si­lla­res en la base, so­bre los cua­les se eri­gían los pi­sos su­pe­rio­res.

No­tre-Dame su­po­ne una con­cep­ción «mucho más dinámica de la arquitectura, en la que se tie­ne en cuen­ta el mo­vi­mien­to de las es­truc­tu­ras, y las fuer­zas que se ejer­cen en to­das di­rec­cio­nes», ex­pli­ca L’Hé­ri­tier.

Los pri­me­ros al­ba­ñi­les uti­li­zan las gra­pas en los mu­ros de las na­ves la­te­ra­les del tem­plo, en 1160. Ese uso se pro­lon­ga lue­go en las par­tes su­pe­rio­res, a lo lar­go de más de 50 años.

Una técnica imitada 

Ese uso ge­ne­ra­li­za­do de las su­je­cio­nes de hie­rro será imi­ta­do lue­go en las ca­te­dra­les de Sois­sons (nor­te de Fran­cia), de Char­tres y de Bour­ges (cen­tro nor­te y cen­tro).

La técnica cayó luego en desuso. Ape­nas en el si­glo XIX el ar­qui­tec­to fran­cés Vio­llet-Le-Duc, que res­tau­ra No­tre-Dame, des­cu­bre las gra­pas en las cor­ni­sas del ca­te­dral.

Las gra­pas son cla­ra­men­te vi­si­bles en las tri­bu­nas, pero los es­pe­cia­lis­tas nunca pudieron tener a su disposición el templo to­tal­men­te va­cío para exa­mi­nar ese de­ta­lle ar­qui­tec­tó­ni­co.

Más de 200 ex­per­tos de to­dos los cam­pos es­tán cada día a pie de obra en el tem­plo pa­ri­sino, cuya reaper­tu­ra al pú­bli­co está prevista en 2024, des­pués de los Jue­gos Olím­pi­cos.

AFP

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