infoinfusion 3 julio, 2023 | Hace 2 años
El juego ancestral conocido como Ulama, que se remonta al pasado prehispánico de México, ha despertado el interés de jóvenes mexicanos que buscan conectarse con sus antepasados.

Esta tradición consiste en golpear una bola de hule con las caderas, evitando que toque el suelo, en un enfrentamiento entre dos equipos rivales. Estos jóvenes están logrando que el Ulama perdure como un ritual cultural y también como un deporte.
Su dedicación ha permitido que esta antigua práctica se mantenga viva, siendo valorada como un enlace entre el pasado y el presente, y apreciando aún más la riqueza cultural de México.
Alan Zúñiga Lazcano, estudiante de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha entrenado en la modalidad de Ulama de cadera durante seis años. Esta práctica le ha permitido establecer un vínculo entre el pasado y el presente, pero sobre todo, le ha brindado una mayor apreciación por la cultura mexicana.
Su objetivo es dar a conocer el juego de cadera y restaurar su importancia dentro de la cultura. Además, espera que a nivel internacional se reconozca la relevancia de este juego y se comprenda que es un deporte nacional, queriendo que todos los mexicanos lo conozcan.
El Ulama no solo es una antigua tradición deportiva, sino que también ha impactado la vida de Zúñiga Lazcano, transformando su forma de pensar. A través de este juego, ha aprendido a trabajar en equipo y ha logrado alejarse de vicios como las drogas y el alcohol.
Además, esta práctica ha captado la atención de cineastas tanto nacionales como internacionales.
El director mexicano Roberto Rochín, por ejemplo, realizó el documental “Ulama, el juego de la vida y la muerte”, donde despejó dudas sobre la mecánica del juego y la elaboración de la pelota de hule. Rochín tiene como principal objetivo popularizar el juego y fomentar su práctica entre los jóvenes, para que el Ulama sea reconocido no solo como una exhibición, sino como un deporte.
Cabe mencionar que este juego, con más de 3.500 años de existencia, es una de las tradiciones deportivas más antiguas en América, siendo característico de las sociedades mesoamericanas, incluyendo la cultura maya, donde se llevaba a cabo como una ceremonia ritual que posiblemente recreaba simbólicamente el mítico combate entre la noche y el día.