infoinfusion 30 julio, 2023 | Hace 2 años
La España rural enfrenta un reto literario significativo: muchos de sus pueblos carecen de bibliotecas municipales debido a su reducido número de habitantes.

No obstante, se han dado paso a iniciativas altruistas que buscan repoblar estas áreas extensas y despobladas con libros. Un ejemplo es Libros, un pequeño pueblo en la provincia de Teruel, que ha puesto en marcha la campaña “Libros a Libros”.
A través de redes sociales, se solicita el envío de títulos para crear su primera biblioteca y hacer honor a su nombre. La campaña ha tenido un éxito sorprendente, recibiendo miles de correos electrónicos y donaciones, incluso desde países como Francia y Alemania.
Otro fascinante ejemplo de la diversidad cultural en la España rural es Urueña, ubicada en Valladolid, al norte del país. Este pintoresco pueblo cuenta con una peculiaridad encantadora: posee más librerías que bares, algo inusual en España. Con una población de 188 habitantes, sus calles albergan hasta doce locales dedicados a la venta de libros y cuatro museos dedicados a la cultura.
Además, promueven el amor por la lectura con espacios como el “Museo del Cuento” y el “Espacio para la Lectura, la Escritura y sus Aplicaciones”, mostrando una apuesta decidida por la literatura y las artes.
Enfocándonos en comunidades aún más pequeñas, la localidad de Quintanalara, en Burgos, cuenta con tan solo 36 habitantes. Sin embargo, han llevado a cabo una admirable iniciativa de “bookcrossing”, un intercambio de libros clásico. La biblioteca de Quintanalara se ha convertido en una zona de intercambio, donde los residentes pueden llevar y dejar libros, registrando los intercambios en una página web.
Asimismo, en núcleos como Eurovillas, en el municipio madrileño de Nuevo Baztán, los vecinos han creado librerías callejeras a partir de cajas de madera reutilizadas. En estos espacios, tanto los residentes como visitantes pueden tomar o dejar libros libremente, fomentando la colaboración y el amor por la lectura.
En resumen, tanto a través de campañas en redes sociales como por la iniciativa de los propios habitantes, la España rural está luchando por no quedar desprovista de libros. Estos esfuerzos están permitiendo el acceso a la lectura y la cultura en lugares que han sido afectados por la falta de servicios y políticas culturales, y que se encuentran amenazados por la despoblación.
Gracias a estas valiosas acciones, los pueblos rurales están demostrando que la imaginación puede volar sin salir de casa, transportándonos a mundos infinitos a través de las páginas de un libro.