infoinfusion 31 agosto, 2023 | Hace 2 años
Los mitos en torno a los chiles en nogada, un plato icónico que ocupa un lugar central en las celebraciones del Día de la Independencia en México, tejen una fascinante trama histórica.

Mientras los mexicanos se preparan para festejar el 15 de septiembre, un festín culinario es parte integral de la tradición, desde el ancestral pozole hasta el mítico chile en nogada.
Algunas de estas delicias tienen historias que sorprenden, como el pozole, un plato prehispánico vinculado a las Guerras Floridas durante el período Posclásico. Pero ninguna historia culinaria es tan intrigante como la de los chiles en nogada, un plato que combina sabores españoles y mexicanos en una festiva sinfonía de ingredientes.
El relato se remonta a 1821, un año que marcó el efímero surgimiento del Primer Imperio Mexicano bajo el liderazgo de Agustín de Iturbide. En ese contexto, Puebla de los Ángeles, la segunda ciudad más importante de México, fue testigo del nacimiento de los chiles en nogada. La historia cuenta que un grupo de monjas agustinas, emocionadas por recibir al primer emperador de México, Agustín I, ideó este plato como parte de las celebraciones de la Independencia. El resultado, después de experimentos culinarios, fue el chile en nogada, una obra maestra que resalta la textura de la nuez, el color de la granada, la cremosidad de la salsa, la dulzura del durazno, el sabor de la carne y el aroma del perejil.
Este platillo, a día de hoy, sigue siendo un tesoro culinario, aunque su preparación es compleja y requiere una amplia gama de ingredientes. La diversidad de técnicas de cocina, como capear o no capear el chile, varía según la región, pero lo que prevalece es la riqueza cultural que encarna este platillo, apreciado tanto por su sabor como por su legado histórico.