infoinfusion 27 febrero, 2024 | Hace 11 meses
El Centro Histórico de la Ciudad de México resguarda joyas arquitectónicas que narran siglos de historia, entre ellas destaca la emblemática Casa de los Azulejos.
Su legado se remonta al siglo XVI, durante el Virreinato, cuando fue erigida en la calle San Francisco, hoy conocida como Madero. Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), este edificio ejemplifica el estilo barroco mexicano, característico del siglo XVII.
Desde el siglo XVIII, la Casa de los Azulejos adquirió su distintiva fachada revestida de talavera poblana, una transformación que le otorgó aún más esplendor. Durante casi un siglo, perteneció a los Condes del Valle de Orizaba, hasta que en 1919 fue adquirida por Frank Sanborn, un empresario estadounidense que apostó por su restauración y conversión en un destino gastronómico de prestigio.
La visión visionaria de Frank Sanborn llevó a convertir la Casa de los Azulejos en un espacio multifuncional, albergando restaurante, salón de té, fuente de sodas, tienda de regalos, farmacia, dulcería, librería y tabaquería. Su relevancia cultural se ve en los murales que decoran sus paredes, como “Pavorreales” de Pacologue y “Omnisciencia” de José Clemente Orozco. A través de los años, este icónico lugar ha pasado por diversas manos, siendo en 1985 cuando Grupo Carso S.A.B de C.V. consolidó su estatus como un símbolo de la vida cultural y gastronómica de la Ciudad de México.