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infoinfusion 7 abril, 2025 | Hace 3 días

Adiós al Perro Loco: la poesía de Jesús Marín deja de respirar

El escritor duranguense falleció tras complicaciones médicas, dejando un legado irreverente, sensible y profundamente humano.

Con voz irreverente, pluma afilada y un alma indomable, Jesús Marín escribió su existencia como si fuera una trinchera desde donde disparar versos, crítica y ternura. Hoy, Durango despide al escritor que jamás pidió permiso para decir lo que pensaba ni para sentir como sentía. Falleció tras una larga batalla contra los estragos de su salud, pero fiel a su estilo, nunca dejó que el dolor apagara su palabra.

Apodado con cariño y respeto como el “Perro Loco”, Marín fue más que un escritor: fue un espíritu libre que convirtió la poesía en acto de resistencia, la literatura en provocación y la enfermedad en motivo para volver a escribir sobre lo humano, lo frágil y lo hermoso.

Sus publicaciones recientes en redes sociales mostraban a un hombre que se sabía al borde, pero que no renunciaba a la esperanza.

“Cierto. Soy un sobreviviente. Al menos lo soy de apariencia. Mis cincuenta kilos y mi osamenta a flor de cuero, lo atestiguan. Solo me falta tatuarme un número en mi brazo. Soy más hueso que cuero. Estoy vivo por milagros y obra de bastante gente, creo que hasta Dios. Me costó trabajo convencerme de seguir vivo. De seguir luchando. Ahora abrí un poco los ojos. Estoy tratando de rescatarme. De recuperar mi alma, un poco de fe y esperanza, no le hace daño a nadie. Soy un sobreviviente, aunque todavía no sé de qué campo de concentración”.

Jesús Marín no fue de este mundo. Por eso se fue con la dignidad con la que vivió: escribiendo hasta el último respiro, con el puño en alto y el corazón abierto.

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