infoinfusion 13 junio, 2023 | Hace 2 años
Las recientes inundaciones en Ucrania han dejado una estela de devastación que afecta tanto a las personas como a los valiosos bienes culturales del país.

La destrucción de la presa de Kajovka ha dado lugar a desbordamientos masivos, amenazando la naturaleza y la vida silvestre con vertidos de petróleo.
Esta tragedia, descrita por muchos observadores como un crimen de guerra, también ha puesto en peligro el rico legado cultural de Ucrania, incluyendo iglesias, monumentos y museos que han quedado sumergidos en la región de Jersón.
La magnitud de los daños es aún incierta, ya que gran parte de la región afectada está ocupada por tropas rusas y el río Dniéper se ha convertido en la línea del frente entre los soldados rusos y ucranianos. Además de los sitios arqueológicos, se han visto afectados museos importantes como el dedicado al escritor y humorista Ostap Vyshnya, que había sido recientemente restaurado en 2020, así como el Museo de Arte de Jersón, en honor al pintor Oleksii Shovkunenko. También se ha dañado la antigua residencia de la artista popular Polina Rayko en la ciudad de Oleshky, cuyo edificio forma parte del patrimonio cultural de Ucrania.
Esta catástrofe presenta un desafío sin precedentes, ya que los esfuerzos de conservación de los bienes culturales se ven obstaculizados por la falta de recursos y preparación para hacer frente a las inundaciones.
Mientras que durante la guerra se implementaron medidas de protección como el embalaje y la evacuación de obras de arte, las inundaciones representan una nueva forma de destrucción del patrimonio cultural.
Los historiadores del arte alemanes han establecido un Centro de Ayuda para el Arte de Ucrania, organizando envíos de suministros y equipos de conservación para proteger las obras de arte de las consecuencias de la guerra.
Sin embargo, la falta de recursos es evidente, y la prioridad actual es proporcionar filtros de agua para hacer frente a la contaminación y prevenir epidemias.
El incidente del 6 de junio, en el que la presa y la central hidroeléctrica de Kajovka fueron destruidas, ha generado tensiones entre Ucrania y Rusia, quienes se culpan mutuamente por el suceso. Las autoridades ucranianas han solicitado la intervención de la Corte Penal Internacional de La Haya para investigar la destrucción de la presa.
Se estima que se han inundado alrededor de 600 kilómetros cuadrados de tierra en la región de Jérson, un área casi el doble del tamaño de la ciudad alemana de Múnich. Esta tragedia no solo ha causado estragos en la vida cotidiana de las personas, sino que también ha dejado un impacto duradero en la historia y el patrimonio cultural de Ucrania.