infoinfusion 27 noviembre, 2023 | Hace 2 años
En el corazón de México, la Casa del Maíz se erige como un baluarte para preservar la riqueza ancestral de 45 variedades de semillas nativas de maíz.

En un contexto donde el país enfrenta la incursión y lucha contra el maíz transgénico, particularmente el importado de Estados Unidos, este lugar se convierte en un faro de conservación y resistencia en pro de la biodiversidad.
Ezequiel Cárdenas, el visionario fundador de este proyecto, ha dedicado dos décadas a recolectar y salvaguardar variantes de maíz provenientes del centro, sur y occidente de México. Su misión no se limita únicamente a proteger las semillas, sino a adaptarlas y defenderlas de las modificaciones genéticas que amenazan su existencia.
Para Cárdenas, la importancia radica en mucho más que la conservación del alimento. “Resguardar estas semillas nativas implica preservar los saberes ancestrales de las culturas indígenas, transmitidos de generación en generación. Esto otorga una autonomía invaluable, un conocimiento arraigado que debe ser compartido para continuar su legado”, expresó Cárdenas.
El compromiso de la Casa del Maíz va más allá: no solo resguarda 45 variedades nativas, sino que también enseña a los agricultores a reproducirlas. Esta labor busca liberar a los productores de la dependencia de grandes corporaciones, fomentando la autonomía mediante la producción de su propia semilla no modificada genéticamente. Con 25 variedades reproducidas por Ezequiel y otras 20 conservadas, el objetivo es crear un banco de semillas que asegure el porvenir del maíz nativo.
En un entorno donde los granos industriales modificados dominan el mercado, imponiendo una relación de dependencia con empresas extranjeras, el interés de Cárdenas es claro: promover el retorno de los agricultores a los granos nativos. Aunque las cosechas puedan ser más modestas en comparación con las industrializadas, busca restaurar la autonomía de los agricultores y preservar la riqueza biocultural del maíz ancestral.