Hola, hoy es 31 mayo, 2023 Durango, Dgo °C

infoinfusion 31 mayo, 2023 | Hace 3 años

Perros en Teotihuacán: guardianes del espacio y compañeros rituales

Los perros desempeñaron un papel fundamental en la sociedad de Teotihuacán, siendo considerados guardianes del espacio en diferentes contextos.

Según Raúl Valadez Azúa, titular del Laboratorio de Paleozoología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, los perros eran omnipresentes en el ámbito arqueológico mesoamericano y estaban involucrados en diversas actividades utilitarias y rituales.

Durante el periodo de vida de Teotihuacán, que abarcó desde el Siglo I a.C. hasta el VII d.C., los perros compartieron el espacio urbano con más de 150 mil habitantes humanos, desempeñando roles como compañeros, mascotas o incluso como animales destinados a sacrificios. Su presencia estaba firmemente establecida en la sociedad teotihuacana y eran aprovechados y gestionados de manera específica.

Uno de los hallazgos más interesantes se produjo durante el periodo Coyotlatelco, que tuvo lugar entre los siglos VII y IX d.C., cuando se descubrió una gran cantidad de restos de perros, especialmente colocados en entierros.

Un caso particularmente notable fue encontrado en la entrada de la cueva del Pirul, donde se descubrió una pareja de perros que parecían haber sido colocados estratégicamente como guardianes del espacio.

En la región de Teotihuacán, se encontraron diferentes especies de cánidos. Los perros comunes estaban presentes en todos los contextos, mientras que los perros de patas cortas estaban vinculados a actividades rituales y funerarias de la élite intermedia.

Además, se encontraron híbridos de coyote y perro, también relacionados con estas manifestaciones, y híbridos de lobo y perro, que se utilizaban como animales de sacrificio en eventos religiosos importantes.

Gracias a los estudios realizados en los túneles al este de la pirámide del Sol, explorados por Linda Rosa Manzanilla, se descubrió la existencia de más de 430 cánidos, incluyendo el perro común, el Xoloitzcuintle y el híbrido de lobo y perro. Estos registros representan los primeros y únicos reconocidos para el Valle de Teotihuacán y el centro de México.

Además de su presencia en prácticas funerarias, también se encontraron muchos materiales relacionados con su utilización, no como alimento cotidiano, sino para propósitos específicos. Durante la fase Mazapa, que abarcó desde el siglo IX hasta el XII d.C., la cantidad de cánidos encontrados en el subsuelo disminuyó y estos animales estuvieron asociados con ofrendas en los ciclos agrícolas y de lluvia.

En la fase azteca, que tuvo lugar entre el siglo XII y el XVI d.C., la presencia de perros disminuyó aún más. Se descubrieron restos de perros que habían sido separados de los cráneos, probablemente utilizados como máscaras o parte de la vestimenta para rituales específicos.

Con información de El Universal

Relacionadas
Kriterion
Editorial y opinión